miércoles, 7 de marzo de 2012

La idea

El 31 de diciembre de 2011 mi mamá hubiera cumplido 60 años. A Fer (su sobrina) se le ocurrió hacer una misa en su memoria, pero claramente la wedding planner de esta familia soy yo y resulté ser atea. No terminábamos de resolver qué hacer.
Poco antes había ido por trabajo a visitar una escuela en Esteban Echeverría. Había llovido la noche anterior y el remisero no quería llevarnos por esas calles de barro que mojadas se transformaban en un verdadero peligro. No terminaba de enunciarse, pero era un peligro para el coche y para nosotros -ideas que circulan sobre la gente que habita lugares así. Le insistimos con que teníamos que llegar a la escuela. Cada vez que me pasa algo así pienso: si los chicos van todos los días como no vamos a poder ir nosotros.
Allá en el fondo estaba la escuela y al fin llegamos.
Era una escuela-oasis.
A los pocos días de visitarla tuve una idea.
Y escribí esta carta.


Queridos todos:
Como algunos de ustedes saben mi mamá cumpliría 60 años el próximo 31 de diciembre, pero resultó ser uno de los 30.000 detenidos desaparecidos de la última dictadura cívico militar.
Habíamos pensado en homenajearla con una misa, pero en el interín nos dimos cuenta de que en esta familia el que no es ateo es demasiado fiaca para organizar semejante evento, y pronto desistimos.
Estábamos por no hacer nada, pero al fin algo se me ocurrió.
Por trabajos varios he recorrido en los últimos años un montón de escuelas. Con perdón de los especialistas voy a decir muy mal y muy pronto que está claro que buena parte de la diferencia la hace el director: por lo menos a primera vista una escuela con alumnos y docentes pobres en un edificio en ruinas pero con un director comprometido enseña más y mejor que muchas otras.
Hace poco en Esteban Echeverría, Provincia de Buenos aires, me tocó visitar una así. La directora se llama Leonor, es joven y viaja hasta allí todos los días desde su casa en Caballito sin mejor razón que tener ganas de trabajar en esa escuela. Trabaja con ímpetu en un contexto que no podría ser más desfavorable, y caminando por los pasillos uno encuentra profesores y chicos contentos.
La entrevisté un rato largo y buena parte de ese rato tuve la piel de gallina. Cuando me iba me mostró la biblioteca, austera pero cuidadísima, y se me ocurrió preguntarle si habían recibido la colección de libros de historia y literatura latinoamericana indispensable que había enviado a mitad de año el Ministerio de Educación provincial. Me dijo que sí y me mostró una caja. Me dijo que no habían podido abrirla porque no tenían dónde poner los libros: se habían quedado sin anaqueles. Me fui de ahí con la idea de conseguir una donación de una estantería.
Esta mañana, sin embargo, me acordé de que mi abuela siempre dice que no se presta ni se devuelve un molde para torta vacío, y de me ocurrió ocupar algunos de los estantes de ese mueble que pienso conseguir con libros… ¡escritos por ustedes!
Y les escribo por eso :)
Se me ocurrió que si cada uno de mis conocidos/amigos escritores o especialistas en educación donaran uno, dos, tres, de sus libros, podríamos hacerle llegar a esa escuela una biblioteca casi tan indispensable como la otra.
Y les escribo por eso.
Mi idea es organizar la recolección EN LAPRÓXIMA SEMANA y enviar cajas con libros sellados en la primera página con una frase tipo
Donado por su autor en memoria de María Ester Donza
maestra detenida desaparecida en 1977
por la dictadura cívico militar
En fin, ojalá se sumen. Me dicen por donde y yo paso a buscarlos.
Sé quela variable “entusiasmo del director” es arbitraria e injusta, sé que las donaciones no son un aporte estructural, pero dado el nivel de improvisación no tengo mejor recurso para garantizar que los libros escritos por gente tan genia como ustedes lleguen a un destino en que sean aprovechados.
Desde ya les agradezco muchísimo.
Les mando un abrazo, y les agradezco otra vez,
Julia


La primera biblioteca se armó en menos de una semana.

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